Discapacidad y Educación en Chile

Posted on septiembre 27, 2012 by

Imagen: discapacidadonline.com

*Por Valeria Riveros (@valeanri)

Discapacidad. Por una verdadera integración dice el Gobierno en sus discursos. Pero ¿Cuánto de esto se refleja en las políticas públicas?

En un seminario al que asistí, se habló sobre la visión del Gobierno acerca del tema: “Hoy cerca de 2 millones de personas presentan algún tipo de discapacidad física, mental o psíquica, y 1,1 millones presentan algún déficit o carencia sensorial, limitante para realizar actividades cotidianas. Tenemos el convencimiento de que la discapacidad en sus distintas formas debe ser afrontada como país, donde las autoridades, los individuos, las familias y la sociedad civil organizada en torno a esta materia aporten y entreguen lo mejor de sí en esta labor. Nuestro objetivo es transformar a Chile en un país líder en integración. Para esto, nuestro gobierno diseñará, implementará y fiscalizará las políticas públicas que sean necesarias para asegurar que las personas con discapacidad se integren en forma plena a nuestra sociedad, garantizándoles igualdad de oportunidades y participación, y permitiéndoles así el máximo desarrollo de sus potencialidades”.

Es un buen discurso, que lamentablemente se  queda sólo en eso, un Discurso más.

La realidad es realmente vergonzosa, en  Educación un 42% no culmina la etapa Básica y el 81% vive con Pensión Básica Solidaria de Invalidez $ 75.000 mensuales.  El 19% no califica para obtener Pensión Básica Solidaria ni tiene trabajo y se habla de un país en vías de Desarrollo. ¿De qué desarrollo hablan?

Estudiar en Chile con una discapacidad física es una verdadera travesía que muy pocos logran cruzar, por lo mismo muy pocos jóvenes con discapacidad llegan a la educación superior. Las universidades no cuentan con políticas internas de inclusión, por ende, no saben cómo abordar el tema de la discapacidad en las aulas. Durante décadas, las personas con algún tipo de discapacidad no han sido atendidas de manera correcta o eficiente, debido a la ausencia de planes específicos para su desarrollo y esto se traduce en las Universidades.

Se hace necesario promover una cultura en toda la comunidad universitaria, en donde se integre a cada uno de los alumnos que por distintas circunstancias requieran de algún programa de acompañamiento, salones accesibles y sistemas de información y aprendizaje adaptados a sus condiciones específicas. Los cambios físicos realizados en las instalaciones son importantes pero son de mayor trascendencia los cambios de actitud de los miembros de la comunidad educativa para que apoyen, con responsabilidad y compromiso, a quienes buscan la superación para ser mejor ciudadano independiente de sus limitaciones físicas.

Las instituciones de enseñanza superior hoy deben desempeñar un papel importante en la eliminación de barreras físicas, culturales y sociales; también tienen que considerar en la currícula de las distintas unidades académicas y de los diferentes niveles educativos, actividades y cursos académicos a fin de formar con calidad a personas con o sin discapacidad en cualquier disciplina y sensibles al respeto de la diversidad humana, pero, el Gobierno no aborda está temática en la agenda pública.

No se trata sólo de reconocer y legislar sobre un derecho, sino de viabilizar los derechos, adoptar medidas eficaces dirigidas hacia la inclusión real, promover las transformaciones arquitectónicas y urbanísticas, curriculares, legislativas, etc., que correspondan según los ámbitos de aplicación, para posibilitar en los hechos ese derecho. En Chile faltan políticas públicas adecuadas que apunten efectivamente a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos con capacidades diferentes.

Una adecuada legislación sólo será posible en la medida que organizaciones y representantes con y sin discapacidad de la Sociedad Civil, realicen con ayuda del Estado, empresarios y personas, Acciones de Educación e intervención social que permitan enfocar la visión a una mirada más integral. El acento no está en la discapacidad, sino en el conocimiento del ser humano, de sus capacidades, potencialidades y necesidades para alcanzar su realización. Es importante que los miembros de la comunidad nos preguntemos ¿Cuál es nuestro concepto de ser humano? y ante la respuesta, conoceremos hacia donde se deberán enfocar nuestras actitudes.

Puedo definir persona como: “un ser que necesita hacerse a sí mismo, necesita operar su propia realización. La realización de la persona consiste en el desarrollo de dinamismos humanos fundamentales. Estos dinamismos son la tendencia a actuar creativamente superando las condiciones dadas. La tendencia a transformar la naturaleza y ponerla a su servicio. La tendencia a tener un conocimiento verdadero de la realidad La tendencia a obrar con dominio de sus propios actos de modo que sean responsablemente libres. La tendencia a vivir en sociedad con otros Hombres realizando la justicia y ejercitando el amor. La tendencia a lograr la armonía entre los diversos impulsos que en él se agitan, así como el desarrollo en el sentido de la trascendencia” Asimismo toda persona humana, tiene una dignidad inalienable. Esta dignidad exige precisamente que no se le coaccione y no se le limite en el ejercicio de estos dinamismos fundamentales. No puede haber ninguna razón sociopolítica, filosófica o religiosa que justifique este actuar contra el ser humano. Por lo tanto una persona con discapacidad  tiene derecho a hacerse a sí misma y a operar su propia realización, así como a desarrollar sus dinamismos fundamentales dentro de la sociedad. Es necesario reconocer los condicionamientos sociales y ser corresponsables para permitir el desarrollo de su persona.

La discapacidad no debe limitar el desarrollo esencial del ser humano, por lo tanto hay que resaltar el desarrollo de su ser humano y posteriormente adaptar las herramientas necesarias para potenciar su funcionamiento en los contextos sociales concretos, en este caso en la educación superior. Es necesario hacer hincapié en el reconocimiento de estas capacidades por parte de los compañeros de clase, los profesores, los directivos, el personal de la institución, incluida la misma persona con discapacidad.  El enfoque centrado en la persona, enfatiza la toma de decisiones de parte de cada participante y se planifica en conjunto. Las decisiones más importantes se toman en comunidad.

Esto es fruto del valor que se le da a cada participante, en este caso a las personas con discapacidad como parte de un grupo y de la comunidad universitaria. La toma de decisiones se desarrolla a lo largo de todo el proceso, y los facilitadores de esta travesía deben estar atentos a compartir y potenciar “el poder”. Entiéndase el poder como la capacidad de decidir por sí mismos, como la potencia de las capacidades de la persona, la posibilidad de ser más sí mismos, de expresar sus necesidades y visualizar las soluciones, la posibilidad de decidir.

La finalidad de la inclusión es la integración, como una actitud que engloba el escuchar, dialogar, participar, cooperar, preguntar, confiar, aceptar y acoger las necesidades de la diversidad. Concretamente tiene que ver con las personas, en este caso, las personas con discapacidad, pero se refiere a las personas en toda su diversidad, resaltando la necesidad de una actitud básica: el incluir a los otros para lograr el objetivo que plantea la integración.

El incluir implica el dejar participar y decidir a otros que no han sido tomados en cuenta. Por eso para comprender esta propuesta, la inclusión se refiere a los mismos objetivos. La educación inclusiva se hace día a día más necesaria, porque sólo así se podrá hacer frente a los requerimientos educativos de los miembros de la comunidad universitaria, a partir de un sistema educativo, que respete la individualidad y se resuelvan los problemas desde una cultura de colaboración, donde se reconozca y vea a todos los alumnos como capaces de aprender, se les anime a seguir superando obstáculos. Incrementando la posibilidad de una igualdad de oportunidades y con ello, la mejora de la calidad educativa.

Necesitamos una educación integral, centrada pues, en cómo apoyar las cualidades y detectar las necesidades de cada uno y de todos los estudiantes en la comunidad educativa, para que se sientan bienvenidos y seguros y alcancen el éxito, una escuela inclusiva como aquella que educa a todos los estudiantes dentro de un único sistema educativo, proporcionándoles programas educativos apropiados que sean estimulantes y adecuados a sus capacidades y necesidades, además de cualquier apoyo y ayuda que tanto ellos como sus profesores puedan necesitar para tener éxito, donde todos sean aceptados y apoyados por sus compañeros y por otros miembros de la comunidad escolar para que tengan cubiertas sus necesidades educativas especiales. Esto implica pasar de una universidad basada en valores de  competencia a valores de cooperación, la aceptación de las diferencias y la respuesta a las necesidades individuales.

Es preciso mirar más allá de las estadísticas, las cifras y los denominados “individuos” para adentrarnos en la realidad de personas, seres humanos, sujetos de derecho que requieren con urgencia que el Estado se encargue de poner en práctica, medidas de fondo para cubrir todas las áreas de la vida, como la protección y la seguridad social, salud y servicios sanitarios, educación, empleo, vivienda, transporte, incluyendo la cultura, el ocio y el deporte

Para concluir, creo que si partimos de la observación de que la sociedad y el mundo mismo en el que vivimos tienden desde su estructura económica y sociocultural a la exclusión, agravada por la creciente pobreza, en un contexto de globalización, se hace aún más urgente promover una cultura de la inclusión para una sociedad incluyente. Esta cultura debe favorecerse en los procesos formativos de los estudiantes para despertar en ellos la responsabilidad social en la búsqueda de respuestas solidarias, a partir del reconocimiento de la problemática social de exclusión y diversidad, a la que tendrán que enfrentarse y responder desde su capacidad profesional y personal.

Llevamos meses y meses de movilizaciones estudiantiles y en las demandas no se han tomado en cuenta las necesidades de los compañeros con discapacidad.